Conocer a tu público objetivo o target es muy importante para poder adaptar tu propuesta a él y enfocarte en tus clientes potenciales. Para conocer a tu audiencia, primero tienes que segmentarla, es decir, analizarla para encontrar nichos (segmentos más concretos) con intereses y necesidades comunes.
Por ejemplo, en nuestro caso, como agencia de marketing, encontramos diferentes nichos. Simplificando, podríamos dividir a nuestra audiencia en dos segmentos: las empresas interesadas en marketing offline y las que están buscando servicios de marketing digital.
Segmentar es un proceso que, a priori, parece sencillo, pero que, en realidad, conlleva una gran investigación. Y para poder realizarlo correctamente y que dé sus frutos, hay que conocer las variables de segmentación.
Las clásicas, las más utilizadas son:
- Demográfica: edad, sexo, nivel socioeconómico, nivel de estudios, profesión…
- Geográfica: por ciudad, país…
- Firmográfica (la demográfica de las empresas): sector, número de trabajadores, tipo de empresa, servicios/productos que ofrece…
Estás variables proporcionan información importante y útil para segmentar a la audiencia. Sin embargo, segmentar no es solo dividir o separar en nichos por edad o ciudad, implica conocer a tu cliente y su comportamiento. Por ello, queremos hablarte de dos variables que te facilitarán adaptar verdaderamente tu propuesta a tus consumidores:
- Psicográfica: analiza en profundidad cómo es tu cliente potencial. Por ejemplo: austero, caprichoso, viajero, fiestero, etc. Son variables muy concretas que te ayudarán a enfocarte en los clientes que verdaderamente quieren escucharte.
- Actitudinal: investiga qué actitud tienen frente a la vida, sus opiniones… Por ejemplo, una actitud puede ser su preocupación por la naturaleza.
Si unes las variables clásicas a las que analizan cómo son personalmente tus clientes potenciales, conseguirás crear nichos más enfocados y cercanos a la realidad. Así, tus mensajes llegarán a la audiencia que quiere saber de ti, que te está buscando.